Un documental muy apresurado, pero a la vez muy descriptivo, con una carga de crítica y imágenes inolvidables, Jean Rouch, nos enseña como unos inmigrantes de Níger llevan acabo un ritual con bastante convicción y esfuerzo, esperando dejar de ser impuros y recibir el castigo por sus confesiones. Lo qué más me llamó la atención del documental fue la intensidad de sus participantes en el ritual, tanta que pareciera no importarles que hay una cámara observando todo lo que hacen.
Después de una intensa jornada de ritual, lentamente todo vuelva a la realidad, la cámara también se aleja de la posesión y cada uno deja de ser lo que representa y los miembros regresarán a ser la parte más baja de la pirámide. A su estado normal, lejos del demonio que representaron.
Me gusta que al final hay una toma a un hospital mental cercano al area del ritual.
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